Ayer mientras lavaba los trastes pensaba en cómo nos ha afectado el ritmo tan acelerado que tienen ahora nuestras comunicaciones, principalmente en redes sociales.
Todos conocemos ya la impaciencia que podemos tener las personas cuando se trata de obtener respuesta de un mensaje, y es que el hecho de estar hiper conectados todo el tiempo y algunas de las facilidades que nos proporciona la tecnología nos hace pensar que las personas tenemos la obligación de dar respuestas y tomar acciones inmediatas cuando recibimos una notificación.
Pero más allá de este tema y de la ansiedad que genera, ayer reflexionaba sobre otro punto importante: todo se ha vuelto demasiado efímero.
En un momento estamos hablando de un tema como si fuera lo más importante del mundo, toda la gente opina y discute sobre él, y al siguiente minuto ya hay un nuevo tema más importante del mundo. Las cosas se dejan el olvido con demasiada facilidad, casi nadie les da seguimiento , ni los mismos medios que a veces son los que más impulsan ciertas noticias, después simplemente las dejan morir.
Todo es un rush, todo es un momento, hemos aprendido a aburrirnos de las cosas de manera casí instantánea.
Ayer me di cuenta de cómo eso poco a poco se ha trasladado a las relaciones personales. Pensaba en mis amigos, a veces alguno cuenta sobre X situación que se le está presentando, se discute y pocas veces le damos continuidad, es como si dieramos por hecho que las situaciones se terminan en cuanto fueron discutidas y no es así.
En lo personal me pasa seguido que casi nadie me pregunta cómo finalizó X o Y tema; yo misma lo hago, me olvido de darle continuidad a contar sobre el mismo tema o de preguntar por lo que me contó algún amigo.
Si lo pensamos es una forma muy fea de relacionarnos, porque al final esto no nos ayuda a construir mejores relaciones, creemos que estamos presentes en la vida de los demás pero en realidad lo estamos muy apenas y al final lo único que tenemos son relaciones a medias y tratamos los problemas de nuestros amigos y los propios como si no fueran lo suficienmente importantes como para darles un espacio en la charla de manera continua.
Ahora me toca tratar de corregir esto de manera personal, pero me parece importantísimo que caigamos en cuenta de esto. Nuestras relaciones no deben seguirse construyendo con las bases desechables de lo que nos rodea. En nosotros está el evitarlo.
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